Los ‘Puntos Vuela’ del Alto Genal, en colaboración con los colegios de los municipios, han puesto en marcha el proyecto ‘Desafío tecnológico’, una iniciativa mediante la que se pretende poner a disposición de la población joven del territorio todos los recursos tecnológicos con los que han sido dotados en las últimas fechas los ‘Puntos Vuela’, con el objetivo final de desarrollar iniciativas transformadoras en el entorno.
Virginia Márquez, agente de innovación local (AIL) del ‘Punto Vuela’ de Alpandeire, ha explicado que ya se están llevando a cabo con los alumnos actividades que cambiarán de temática cada mes hasta final de curso. De esta manera, durante el mes de abril los participantes están trabajando el diseño y la impresión 3D, creando su propio instrumento musical; el mes de mayo estará dedicado a la programación y la robótica a través de las herramientas ‘Scratch’ y ‘Makey Makey’; y en junio los alumnos y alumnas se adentrarán en la realidad virtual. Además, al término del curso lectivo los niños y niñas mostrarán a sus docentes y sus familiares los conocimientos adquiridos y el trabajo realizado. Se prevé que el proyecto ‘Desafío tecnológico’ se desarrolle también durante la totalidad del próximo curso, desde septiembre hasta junio, con diferentes temáticas.
Según Márquez, “con la reciente implementación de los ‘Puntos Vuela’ en los pueblos del Valle del Genal, los AIL del Alto Genal estamos comprometidos en acercar estos nuevos recursos disponibles a toda la población. Para lograrlo, consideramos esencial fomentar el trabajo en equipo y la colaboración estrecha con los centros educativos locales.
Después de haber dedicado un largo esfuerzo a la alfabetización digital en el entorno rural, creemos firmemente que es el momento oportuno para llevar a nuestros usuarios un paso más allá, ofreciéndoles formación en las nuevas tecnologías. La reciente dotación de herramientas necesarias en la mayoría de los pueblos nos brinda la oportunidad ideal para desarrollar iniciativas innovadoras y transformadoras.
Vivir en pequeñas comunidades tiene sus ventajas, entre ellas, una calidad de vida excepcional y la posibilidad de brindar un apoyo personalizado a nuestros usuarios. Esta capacidad de trabajar de forma individualizada es un privilegio que nos permite atender las necesidades específicas de cada persona, contribuyendo así a su desarrollo integral.”
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